Presentación en México de “La Guerra: Un crimen contra la humanidad”

Octubre 2016

A mediados de octubre, presenté mi libro, “La guerra: un crimen contra la humanidad”, en Librerías Gandhi en la Ciudad de México. En ocasión de dicha charla, tuve el gran honor de ser presentado por el renombrado intelectual mexicano, Dr. Eduardo Luis Feher.

El Dr. Feher nació en Cacalilao, Veracruz, el 26 de diciembre de 1940. En  su juventud, el célebre ensayista, narrador y poeta estudió derecho y se doctoró en derecho social en la Universidad Nacional Autónoma de México. Fue, luego, profesor en esa misma casa de altos estudios. Ha servido como presidente de la Academia Mexicana de Literatura (1984). Ha sido, además, colaborador de publicaciones tales como Acción Universitaria, El Eco del Sur, Excélsior, La Hora de México, México en la Cultura, Punto Universitario y Verdad, entre otras. Fue ganador, en 1985, del Premio Internacional Jenó  por su “Astrolabio perdido”.
En los siguientes términos, el Dr. Feher comentó sobre el fenómeno de la guerra, y sobre mi libro, que trata de dicha temática:

APUNTES SOBRE LA GUERRA

Por Eduardo Luis Feher
Si sorprendiéramos en extraña charla a diversos personajes históricos desvinculándolos de su tiempo y espacio ¿Qué dirían sobre la guerra?
Jean Paul Sartre, acomodándose sus lentes de gruesos vidrios señalaría:
-Cuando los ricos hacen la guerra, son los pobres los que mueren y además, la guerra es el arte de destruir hombres, en tanto que la política es engañarlos.

Bob Marley, por su parte agregaría:
-Las guerras continuarán existiendo mientras el color de la piel sea más importante que el de los ojos ¿Estás seguro —terció Gandhi— la verdad es más importante que la paz, porque la mentira es la madre de la guerra?
Cayo Mario, arreglándose con desdén su alba túnica, dijo con toda seriedad:
-Con el ruido de la guerra no oigo el de las leyes.
Y que ayudara a matar a millones de seres humanos con indiferencia, industrialmente… para luego llegar a abrazar a sus hijos, ir a su iglesia y dormir plácidamente, para despertar al día siguiente a continuar su labor de exterminio sin chistar, casi alegremente.
Recuerdo un pasaje donde un soldado alemán le pone en la cabeza su pistola para matarlo; el prisionero le dice aterrorizado:
-No me mates, no es de sentido común, no comprendo.
El alemán le contesta al momento de dispararle:
-Mata tu sentido común y así comprenderás.

Además de los resentimientos individuales, llegaron los resentimientos colectivos ya que el contexto internacional después de la Primera Guerra Mundial le ayudó pues después del Tratado de Versalles, las condiciones para Alemania eran prácticamente imposibles de cumplir… Hitler les hizo resucitar el falso orgullo alemán con las consecuencias que todos conocemos: más de sesenta millones de muertos, la mayoría civiles inocentes. ¿Habráse visto, históricamente hablando tamaña tragedia desde que el mundo es mundo?

Pero el mundo olvida y los locos con frecuencia llegan al poder.
Yo les recuerdo a mis alumnos la frase de Santayana en el sentido de que “el que no conoce la historia está obligado a repetirla.”
Vivo nos habla de muchas civilizaciones, de muchas guerras, de muchas tragedias y con su libro nos obliga a revivirlas en un afán educativo.

Otra reflexión de este inusitado texto me obliga a hablar de los medios de comunicación y sus avances tecnológicos. Muchos niños de todo el mundo ya perdieron la capacidad del asombro, la inocencia tradicional… Al alcance de sus manitas, tienen todo un mundo de violencia que ya no los hace ni pestañear… Están acostumbrados al catastrofismo televisivo, a las guerras en vivo, a la sangre, a los asesinatos colectivos…todo con solo pulsar un simple botón. Con la mirada fija, como zombis cibernéticos, ven con ansia nuevas modalidades de la destrucción humana, casi con fatal indiferencia.
Muy grave.

“La guerra: un crimen contra la humanidad” del notable escritor Roberto Vivo, más que un profundo repaso histórico, más que una serie de enjundiosas reflexiones, es sin duda una advertencia toral contra los peligros de cualquier guerra, en cualquier tiempo, latitud y motivo.
¿Será la educación un contrapeso a estos crímenes contra la humanidad? Sin duda, pero hay muchos otros factores brillantemente anotados por el autor de esta noche.

El mismo lo reflexiona: “Hasta que el poder de la ética, la justicia y la ley sean aceptados universalmente…y agrega: Este es el reto: promover la paz mediante el imperio de la ley y poner fin a la injusticia a través del procesamiento jurídico de los actos de agresión y de abuso de poder.”

Libro escrito con claridad meridiana, “La guerra: un crimen contra la humanidad” debe penetrar en la las conciencia de todos los lectores. Sin duda responde a lo dicho por Ortega y Gasset: la claridad es la obligada cortesía del escritor y del filósofo.

Concluyo con una frase ajena, no sin antes felicitar muy cordialmente a Roberto Vivo:
“Solo hay una guerra que puede permitirse el ser humano: La guerra contra su extinción.”

Su autor: Isaac Asimov.

-Tienes razón, Cayo, respondió Séneca; lo trágico de la guerra es que una era construye ciudades, una hora las destruye.
-La realidad es una -tornó Voltaire-; lo maravilloso de la guerra es que cada jefe de asesinos hace bendecir sus banderas e invocar solemnemente a Dios antes de exterminar a su prójimo…

Señoras y señores:

He leído con particular fruición este espléndido texto “La guerra, un crimen contra la humanidad “debido al talento, interés e investigación de nuestro autor de esta noche, Roberto Vivo.
Aparte de su enorme valor histórico-documental, el libro nos invita a una serie de profundas reflexiones sobre este tan complejo tema debatido a lo largo de la historia.
Si. Todos odiamos la guerra, pero ¿por qué hay guerras? ¿Por qué después de tantas guerras y millones de muertos no aprendemos que muchas fueron totalmente inútiles? ¿Se podrán haber evitado?

En las escuelas aprendemos desde pequeños a venerar a nuestros próceres que nos dieron independencia, patria, libertad. O sea que indirectamente nos están invitando a tomar las armas para cuando sea necesario defender a la patria… y para defenderla hay que matar o morir… no hay disyuntiva.
Eso está en nuestra educación escolar, prácticamente desde nuestras primeras letras.
El estupendo libro de Vivo nos obliga a cogitaciones muy profundas, con variantes tan amplias como una suerte de abanico temático.

Hay que recordar también que las guerras son a veces derivadas de resentimientos personales o colectivos. La megalomanía y racismo de Hitler quien sabe si hayan sido debido a una serie de ocultos resentimientos que logró hicieran suyos la mayoría de los alemanes. Muchos se preguntaron ¿Cómo fue posible que el culto pueblo alemán tuvo un comportamiento trágico siendo productor histórico de grandes figuras de talla mundial?

Por ridículo que parezca, Hitler hizo que un pobre vendedor de salchichas en Berlín se creyera raza superior…